Sigo a Vincenzo Natali desde su maravillosa película Cube y nunca me ha decepcionado. Autor de películas difíciles de digerir, ya sea por su complejidad formal o por lo rebuscado de su guión, el director no defrauda con Splice, que es ante todo un film eminentemente valiente. Nos narra, sin ahorrarnos ninguna consideración ni planteamiento moral, las vicisitudes de una pareja de científicos que crean una nueva y fascinante criatura.
El film va un paso más allá de lo que se nos ha contado de miles de maneras desde la creación del mito de Frankenstein, haciendo que nos preguntemos por la responsabilidad ante la creación de una nueva vida (cualquiera que sea), sobre si estamos preparados para que la ciencia nos conduzca a ciertos lugares hasta hace poco insospechados.
Especialmente interesante mes resultaron dos aspectos. Por un lado, el cambio de postura de los dos protagonistas ante el ser que crean mientras el mismo va creciendo, pasando del rechazo al amor incondicional de forma cruzada pero natural, sin que se vea nada forzado. Por otra parte, me encanta que la película traspase los límites, llegando a mostrarnos en pantalla cosas que hasta cuesta imaginar en las mentes más retorcidas. La escena no es desagradable por lo que se ve, lo es más por lo que representa.
Por otra parte, se trata de una película visualmente muy interesante, con unos efectos especiales muy cuidados, como suele suceder en los filmes de Natali, hecho que ayuda a dotar de sentido a lo que inicialmente parece un sencillo punto de partida: reflexionar sobre las relaciones entre padres e hijos, independientemente del tipo de padres e hijos y de la forma en la que se desarrollen esas relaciones. Por otra parte, el final del metraje, además de continuar con la valentía imperante, abre unas expectativas y unas posibilidades a desarrollar en futuros filmrs que hacen que los aficionados al género nos frotemos las manos…
Resulta difícil asumir las consecuencias de la guerra, pero las grandes películas han explorado los efectos devastadores del combate desde los primeros días del cine.
Los contextos bélicos son un buen caldo de cultivo para hacer grandes películas bélicas. Dentro de este género cabe destacar la presencia de las películas
Este año el festival de cine Fantástico de Sitges ha registrado su record en venta de entradas. Además de realizar una lectura en clave económica