Cuando llegé al festival de Sitges esta fue la primera película que vi, y como era de esperar, uno va al festival ilusionado y cargado de ganas de ver lo mejor del panorama fantástico.
Antes de lanzar mi crítica quiero romper una lanza por Paradise Hill, ya que es una película arriesgada de las que no abundan en el cine español y solmente por eso tiene mi admiración.
Alice Waddintong debuta con este largometraje distópico cargado de crítica social. Según remarcó ella en la presentación de la película: quería reivindicar todos esos cuentos con los que creció y la falta de presencia femenina como protagonista de aquellos mundos fantásticos.
Paradise Hill es un cuento feminista. Todas sus protagonistas reinvindican su individualidad por encima de las expectativas de su entorno. El individuo por encima del todo.
Paradise Hill es un centro especializado en novedosas terapias para corregir conductas y comportamientos no deseados por parte de las familias que mandan a sus hijas.
Es aquí donde está el conflico y donde a un servidor le costó entrar.
No. No me argumentéis lo de «porque no eres mujer y no lo entiende». El caso es que la historia nunca llega a adentrarse en las motivaciones personales de la protagonista, si realmente quieres profundizar en un personaje feminino su ambición debe ser más importante a la de querer casasar con el chico al que ama, porque esto ya lo ha hecho Disney y no creo que ellos sean precisamente los adalís del feminismo.
El cine necesita personajes femeninos mejor definidos y más ambiciosos, que dejen patentes que no necesitan del «hombre» para desarrollar sus objetivos en la vida.
Lo peor de Paradise Hill es que me interese más el subtexto que el argumento de la película. Hay una historia social sobre clases que hubiera aportado a la historia una lectura mucho más profunda de lo que es.
Paradise Hill es un película mal aprovechada en la que tu atención va disminuyendo a medida que pasa la película y eso es lo peor que te puede pasar.
Resulta difícil asumir las consecuencias de la guerra, pero las grandes películas han explorado los efectos devastadores del combate desde los primeros días del cine.
Los contextos bélicos son un buen caldo de cultivo para hacer grandes películas bélicas. Dentro de este género cabe destacar la presencia de las películas
Este año el festival de cine Fantástico de Sitges ha registrado su record en venta de entradas. Además de realizar una lectura en clave económica