Lo que comienza como una «película de venganza entre policías y gángsters», se convierte rápidamente en una alianza entre buenos y malos para luchar contra los zombis en este drama bañado en sangre.
Los zombis de esta película son monstruos rabiosos, a diferencia de las películas clásicas del pasado, que describen a los chupópteros que no mueren como letárgicos doo-da-doo con los brazos estirados. Estas bestias recuerdan a los clásicos de zombis de «28 días después» y «Resident Evil», que son criaturas de carne y hueso y bastante ruidosas. Uno sabe cuándo vienen estas criaturas. Este hecho, del que el público es consciente, es importante para el último segundo de la película.
La tensión se dispara desde el momento crucial en que los policías, el sensato protagonista Ouessem (Jean-Pierre Martins), la dura chica Aurore (Claude Perron), Tony (Antoine Oppenheim) y Jiménez (Aurélien Recoing) se cuelan en la fiesta de los gángsters, formada por el impulsivo Bola (DouDou Masta), el equilibrado hermano Adewele (Eriq Ebouaney) y el único que se ha quedado fuera, Greco (Joe Prestia), en un edificio condenado a las afueras de la ciudad.
La acción de los zombis comienza de inmediato, ya que el reparto que queda en pie tras el primer ataque de los muertos vivientes se ve obligado a unirse para salir con vida del edificio.
Después de que su número se reduzca aún más, el equipo se encuentra con uno de los residentes del edificio, René (Yves Pignot), que está más que dispuesto a utilizar su arsenal de armas y sus conocimientos militares para patear algunos culos de los zombis.
Mi única queja es esta pregunta: ¿Cómo es posible que todos los zombis de una ciudad se congreguen en torno a un edificio muy, muy lejano en el que se encuentran los únicos supervivientes? Porque todos los zombis en kilómetros acaban en este lugar abandonado.
Sin embargo, esto permite el final, que consiste en la mejor escena de masacre de hordas de zombis jamás rodada para una película. Esta escena es realmente poética, con enjambres de muertos vivientes reunidos en torno a un solitario humano cabreado encima de un coche.
Hasta el final no se sabe lo que va a ocurrir hasta el papel de los créditos. Cualquier aficionado al género de terror tiene que añadir esta película a su lista de imprescindibles. No defraudará.
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