Si hay una cosa que tengo clara cuando me dispongo a ver una película de Park Chan-Wook es que no me va a dejar indiferente. Sí, es cierto, que no todas las películas del director norcoreano rebosan la misma calidad que su famosa trilogía sobre la venganza (Sympathy for Mr. Vengeance, Old Boy y Sympathy for Lady. Vengeance) pero nadie puede negar la excelente dirección y la calidad de composición tanto de planos como de estética de todas sus obras.
La Doncella comienza en un contexto beligerante de la ocupación de Corea por parte japonesa sobre 1930. La pobreza de una sociedad clasista se ceba con las clases bajas, en las que los buscavidas y estafadores luchan para dar el golpe de su vida que les permita una cómoda jubilación.
Este es el punto de partida de La Doncella, un estafador busca engañar a una familia noble con la colaboración de Sooke, que pasará a formar parte del servicio de la familia, para de este modo allanar el camino a nuestro amigo el estafador.
Desde el primer plano percibimos que ésta no va a ser un película más, una de esas películas que pasan al anonimato después del visionado, sino que la historia engancha desde el principio para convertirse en ¿la mejor película de 2016?. Park Chan-Wook nos hace partícipes de una historia como si espiáramos a la novia de nuestro mejor amigo a través de la cerradura.
La Doncella es una película llena de referentes y sobre todo a caballo de un embriagante ritmo sinuoso. La sutiliza por la que desliza la cámara en los encuentros eróticos-festivos refleja la sensibilidad de un gran director que obvia caer el la vulgaridad ante la captación de un encuentro sexual. Pero nada más lejos de la realidad si pensáis que hablamos de una película romántica entre la chica de clase baja y la rica mujer solitaria. La Doncella es mucho más, un sórdido recorrido a la mano del Marqués de Sade y el juego de espejos y engaños que nos presenta el mundo de los estafadores.
En el mundo de las recomendaciones sería una torpeza de mi parte recomendar esta película a todo el mundo, porque como todos sabamos, los gustos van en función de cada persona.
La Doncella no es una película cualquiera, no tiene un ritmo de blockbuster, pero sus giros de guión impiden que nos relajemos en todo el metraje. La Doncella se esconde detrás de la apariencia de una película clásica, pero aparte de la pasional historia entre las dos chicas, su argumento con estructura de múltiple perspectiva hará que sea muy difícil que desconectes de la historia.
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