Tengo que reconocer que siento cierta atracción por este tipo de cintas. Esto es, que nunca me canso de ellas, por repetitiva que parezca la propuesta. Lo mismo que me ocurre con los slashers, vaya.
Desde ya mini clásicos modernos como Open Water pasando por cintas más recientes como A 47 metros o la injustamente poco conocida Cutterhead, muchas han sido las propuestas que nos presentan un conflicto con los personajes protagonistas atrapados en un lugar donde la muerte acecha a contrarreloj. En esta ocasión le tocó el turno a las alturas en una película que, salvando las diferencias, también nos recuerda bastante a Frozen. No, la de Disney no.
Para Becky y Hunter, la vida trata de superar tus miedos y empujar tus límites. Sin embargo, después de subir hasta la cima de una torre de comunicaciones abandonada, se encuentran atrapadas y sin forma de bajar. A 600 metros del suelo y totalmente alejadas de la civilización, las chicas pondrán a prueba sus habilidades de escaladoras expertas y lucharán desesperadamente por sobrevivir, aunque lo tengan todo en contra. ¿Lo lograrán?
Dos chicas divinas de la muerte que acaban de pasar por una tragedia dramática, toques de culebrón en el argumento, espectaculares secuencias filmadas en las alturas, cameo de la estrella de turno, Jeffrey Dean Morgan en este caso, y ya tenemos todos los ingredientes para que una película de este tipo funcione. Bueno miento, falta el más importante de todos, la tensión. Menos mal que también aprueba en este sentido.
Y es que Fall es eso, lo tiene todo, es decir todo lo que ya has visto 37645 veces, pero, aun así, funciona. Ese es el gran mérito de esta cinta, ya no solo que haga que te suden las manos del nerviosismo al que te someten las dos pobres pedorras que han quedado atrapadas a seiscientos y no sé cuántos metros de altura, sino que es una propuesta entretenida de ver, que divierte, que te hace sufrir y que te hace empatizar más con un buitre que con un ser humano desesperado.
Tiene varios elementos astutos. Uno de ellos es el emplazamiento, ya no solo espectacular por la altura, sino que el recinto esté abandonado. Aquí, Scott Mann nos da un punto de aire fresco en la premisa. Esto y que el film va al grano, sin andarse mucho por las ramas, dejando la gran mayoría del metraje donde queremos verlo, en lo alto de esta torre de telecomunicaciones que ya se encuentra inservible.
Bajo toda la superficialidad inicial, todo se torna escalofriante justo cuando debe y en su intento por innovar en esto del survival horror, intenta dar, ya no un giro de guion, sino engañar al espectador mediante trucos con el libreto y el comportamiento de los personajes. ¿Funciona? Digamos que sí, inteligentemente esto llega a una altura, nunca mejor dicho, de la película que ya no te queda otra que tragarte todo o sorprenderte por todo.
En resumidas cuentas, cumple con lo que promete ofrecer y te hará pasar un rato de sudores en tu butaca. ¿Qué más se le puede pedir?
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